La Traviata

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La Traviata

Melodrama en tres actos
música de Giuseppe Verdi
libreto de Francesco Maria Piave

La mise en scène de ‘La Traviata’ de Giuseppe Verdi tiene fuertes vínculos con Venecia: se presentó por primera vez en el Gran Teatro La Fenice el 6 de marzo de 1853.
Musica a Palazzo se adhiere a las ‘indicaciones de contemporaneidad’ solicitadas por Verdi para la primera actuación (que causó un escándalo debido a su descarado realismo).
El primer acto comienza en el Portego (sala central) y los espectadores se darán cuenta con asombro de que, de hecho, están interpretando el papel de los invitados de Violetta (Traviata): ella brinda con ellos y entre ellos se encontrará con Alfredo.
El segundo acto se escenifica en la Sala Tiepolo, donde la belleza y la privacidad son el escenario perfecto para apreciar la sutileza del ‘discurso interior’ del personaje y para ser conmovidos por sus vicisitudes.
El drama de la enfermedad y la muerte de Violetta tiene lugar en el dormitorio con un alcoba donde ni siquiera la extraordinaria belleza de los estucos del siglo XVIII puede distraer al espectador de la intensidad emocional de la canción: las voces de los intérpretes, tan íntimamente cercanas, tocarán las fibras de tu corazón.

“Esta ópera de amor y pérdida es absolutamente impresionante, completamente cautivadora y a veces hace que se ericen los pelos de la nuca.” THE ARGUS

 

Argumento

Lugar: París y sus afueras.6​

Época: alrededor de 1850.

Está dividida en tres actos, que respetan la estructura tradicional de presentación, desarrollo y desenlace. El eje dramático de la ópera se centra en la protagonista, Violetta Valéry, a diferencia de la novela de Alejandro Dumas, que fija su atención en su amante, Alfredo Germont, y que hace de ella un retrato aún más idealizado y la muestra como un ser casi angelical.

 

Acto I

El salón en casa de Violetta

Violetta Valéry, una cortesana, da una lujosa fiesta en su salón de París para celebrar su recuperación de una enfermedad. Uno de los últimos en llegar a la fiesta es Gastón, un conde, que llega acompañado de su amigo, el joven noble Alfredo Germont, el cual hacía tiempo que deseaba conocer a Violetta, pues la adoraba desde lejos. Mientras pasea por el salón, Gastón le dice a Violetta que Alfredo la ama, y que mientras ella estaba enferma, él la visitó cada día. Alfredo, una vez presentados, le expresa su preocupación por su delicada salud, y luego le declara su amor

El barón, actual amante de Violetta, espera cerca para llevarla al salón donde le piden que haga un brindis, pero él lo rechaza, y la gente se vuelve a Alfredo (Alfredo, Violetta, coro: Libiamo ne' lieti calici — «Brindis»).

Desde la habitación vecina, se escucha el sonido de la orquesta, y los invitados se aproximan para bailar. Mareada, Violetta pide a sus invitados que vayan por delante y la dejen descansar hasta que se recupere. Mientras los invitados bailan en la habitación próxima, ella ve su palidez en el espejo. Alfredo entra y expresa su preocupación por su frágil salud, y más tarde le declara su amor (Alfredo, Violetta: Un dì, felice, eterea — «El día que te conocí»). Al principio, Violetta lo rechaza porque su amor no significa nada para ella, pero hay algo en Alfredo que le llega al corazón. Cuando él se marcha, le regala una camelia, y le dice que regrese cuando la flor se haya marchitado. Ella le promete reunirse con él al día siguiente.

Después de que los invitados se han marchado, Violetta analiza la posibilidad de una relación con amor verdadero (Violetta: Ah, fors'è lui — «Quizá sea él»). Finalmente, desecha la idea: necesita ser libre para vivir su vida, día y noche, de un placer a otro (Violetta: Sempre libera — «Siempre libre»). Desde fuera del escenario, la voz de Alfredo se oye cantando acerca del amor mientras baja por la calle.

 

Acto II

Escena primera: en la casa de campo de Violetta en las afueras de París

Tres meses después, Alfredo y Violetta llevan una existencia tranquila en una casa de campo, en las afueras de París. Violetta se ha enamorado de Alfredo y ha abandonado completamente su estilo de vida. Alfredo canta su vida feliz juntos (Alfredo: De miei bollenti spiriti — «De mis salvajes sueños de éxtasis»). Annina, la doncella, llega desde París, y, cuando Alfredo le pregunta, le dice que ella fue allí a vender los caballos, los carruajes y todo lo que Violetta posee para apoyar su estilo de vida en el campo.

Al enterarse, Alfredo se siente abrumado y se dirige de inmediato a París para corregir la situación él mismo. Violetta regresa a casa y recibe una invitación de su amiga Flora a una fiesta en París, que será esa tarde. El padre de Alfredo, Giorgio Germont, llega a la casa y exige a Violetta que rompa su relación con su hijo por el bien de su familia, pues la suerte de su hermana ha sido destruida por su conexión con ella, ya que su reputación como cortesana compromete el nombre Germont (Giorgio: Pura siccome un angelo — «Tengo una hija pura como un ángel»). Mientras tanto, él queda impresionado por la nobleza de Violetta, algo que no esperaba de una cortesana. Ella le responde que no puede poner fin a su relación porque lo ama mucho, pero Giorgio le ruega por el bien de la familia. Violetta escucha, con un creciente remordimiento, las patéticas palabras del señor Germont y finalmente se muestra conforme (Violetta, Giorgio: Dite alla giovine — «Di a esa niña tuya») y dice adiós a Giorgio. En un gesto de gratitud por su bondad y sacrificio, Giorgio la besa en la frente antes de dejarla a solas llorando.

Violetta decide abandonar a su amado, y le deja a Annina una nota para Flora donde le dice que acepta la invitación a la fiesta y, mientras escribe su carta de despedida a Alfredo, entra este. Apenas puede controlar su tristeza y sus lágrimas; le habla repetidamente de su amor incondicional (Violetta: Amami, Alfredo — «Ámame, Alfredo»). Antes de apresurar su partida a París, entrega la carta de despedida a su sirviente, para que se la entregue a Alfredo.

Pronto, los sirvientes le llevan la carta a Alfredo y, tan pronto como la ha leído, Giorgio regresa e intenta reconfortar a su hijo, recordándole a su familia en Provenza (Giorgio: Di Provenza il mar — «El mar de Provenza»). Alfredo sospecha que el barón está detrás de su separación con Violetta y de la invitación a la fiesta, que él encuentra en la mesa, fortaleciendo sus sospechas. Decide enfrentarse a Violetta en la fiesta. Giorgio intenta detener a Alfredo, pero él sale apresuradamente.

Escena segunda: fiesta en casa de Flora

En la fiesta, el marqués le dice a Flora que Violetta y Alfredo se han separado. Pide a los animadores que interpreten para los invitados (Coro: Noi siamo zingarelle — «Somos gitanillas»); (Coro: Di Madride noi siam mattadori — «Somos toreros de Madrid»). Gastone y sus amigos se unen a los toreros y cantan (Gastone, coro, bailarines: È Piquillo, un bel gagliardo — «Fue Piquillo, tan joven y gallardo»).

Para ahogar su pena, Violetta, se consume aún más profundamente en su libertinaje. Llega el barón Douphol. Ven a Alfredo en una mesa de juego. Cuando él la ve, Alfredo proclama en voz alta que se llevará a Violetta a casa con él. Sintiéndose enojado, el barón se acerca a la mesa de juego y se une a él en el juego. Conforme apuestan, Alfredo gana grandes cantidades de dinero hasta que Flora anuncia que la cena está preparada. Alfredo se va con puñados de dinero.

Antes de que Alfredo abandone el salón, Violetta le pide hablar con él. Temiendo que la ira del barón le llevará a desafiar a Alfredo a un duelo, ella amablemente le pide a Alfredo que se marche. Alfredo confunde sus temores y se enfrenta a ella, exigiéndole que admita que ella ama al barón. Dolorida, ella lo admite y, furioso, Alfredo llama a los invitados para testificar lo que él tiene que decir (Questa donna conoscete? — «¿Conocéis a esta dama?»). La deshonra tirándole dinero que dice le debe por los servicios prestados mientras vivieron juntos, enfrente de los invitados. Violetta se desmaya abrumada por la enfermedad y la pena. Los invitados riñen a Alfredo: «Vete de una vez, te despreciamos. Has insultado a una noble dama».

En busca de su hijo, Giorgio entra en el salón y, sabiendo el significado real de la escena, denuncia el comportamiento de su hijo (Giorgio, Alfredo, Violetta, coro: Di sprezzo degno, se stesso rende — «Digno de desprecio es el hombre»).

Flora y las damas intentan convencer a Violetta para que abandone el salón, pero esta se vuelve hacia Alfredo: Alfredo, Alfredo, di questo cuore non puoi comprendere tutto l'amore — «Alfredo, Alfredo, no puedes entender todo el amor de este corazón».

 

Acto III

Algunos meses después de la fiesta, Violetta aparece en la cama debido al avance de la tuberculosis. El doctor Grenvil le dice a Annina que Violetta no vivirá mucho puesto que su enfermedad ha empeorado. A solas en su habitación, Violetta lee una carta del señor Germont, en la que le dice que el barón sólo fue herido en su duelo con Alfredo; que ha informado a Alfredo del sacrificio que Violetta ha hecho por él y su hermana; y que él envía a su hijo a verla tan pronto como sea posible para pedir su perdón (Violetta: Teneste la promessa — «Habéis mantenido la promesa»). Pero Violetta siente que es demasiado tarde (Violetta: Addio del passato — «Así se cierra mi triste historia»).

Annina se apresura a la habitación para decir a Violetta que ha llegado Alfredo. Los amantes quedan reunidos y Alfredo sugiere que ellos abandonarán París (Alfredo, Violetta: Parigi, o cara, noi lasceremo — «Querida, dejaremos París»).

Pero es demasiado tarde: ella sabe que su tiempo se ha agotado (Alfredo, Violetta: Gran Dio! morir sì giovane — «¡Oh, Dios! Morir tan joven»). El padre de Alfredo entra con el médico, lamentando lo que ha hecho. Después de cantar un dúo con Alfredo, Violetta revive rápidamente, exclamando que el dolor y la incomodidad la han abandonado (Violetta, Alfredo, Germont, Anina, Grenvil: Prendi, quest'è l'immagine — «Toma, esta es la imagen de mis días pasados»). Un momento después, ella muere en brazos de Alfredo.

Programa y reparto

CUÁNDO
Todos los lunes, martes, jueves y sábados

DURACIÓN
Aproximadamente 2 horas, incluyendo el intermedio. El palacio abre al público a las 20:00, la función comienza a las 20:30.

INTERMEDIO
Durante el intermedio, se invita a los huéspedes a degustar el Prosecco que se les ofrece en la sala con vistas al Gran Canal.

LENGUAJE DE LA ACTUACIÓN
Italiano, sin subtítulos